viernes, 30 de agosto de 2013

Católicos inventan apoyo internacional a la ley anti-gay rusa

Leo en InfoCatólica y ACI Prensa que se está difundiendo “una declaración de apoyo a la ley rusa de protección del menor frente al adoctrinamiento de género”, firmada por “numerosas entidades y ONGs” a nivel “internacional”, y que en España adhiere y difunde la organización Profesionales por la Ética.

La susodicha ley, como quizá ya sepa el lector, es una ley que, con la familiar excusa simpsoniana de “¿¡Alguien por favor quiere pensar en los niños!?”, prohíbe y penaliza cualquier cosa que pueda ser tomada como apoyo a la idea de que la homosexualidad es normal o que los homosexuales no son seres repugnantes, enfermos, perversos e inmorales. Poniendo como excusa la protección de los niños ante los embates del “lobby gay” que quiere convencerlos —¡y quizá convertirlos!— a todos a su condenable estilo de vida, la ley en la práctica declara que cualquier conducta que se desvíe de la norma heterosexual es inmencionable.


Las encuestas realizadas a lo largo del tiempo muestran que Rusia no sólo no ha seguido la trayectoria habitual de la mayoría de los países del mundo en cuanto a la aceptación de las orientaciones sexuales minoritarias, sino que de hecho ha empeorado. En esto tiene que ver el resurgimiento de la Iglesia Ortodoxa Rusa luego del largo período de ateísmo de estado (durante el cual sobrevivió a la persecución, durante ciertos períodos, gracias a componendas de sus jerarcas con los líderes soviéticos), y la virtual alianza política del Patriarca de Moscú con el gobierno de Putin, aunque es evidente que el sustrato cultural es el factor más importante: los rusos no están muy felices con Putin y sus políticas, pero apoyan la ley anti-gay, y todos los legisladores (oficialismo y oposición) votaron por ella, con una sola abstención.

Como decía, entonces, InfoCatólica y ACI Prensa reproducen el texto de la declaración internacional de apoyo a la ley, mencionando la existencia de muchas organizaciones que adhieren a la misma y que, uno podría creer si fuese ingenuo, deben tratarse de organizaciones dedicadas a los derechos del niño o a la protección contra los abusos sexuales, por ejemplo. Sin embargo, sólo aparece como difusora Profesionales por la Ética.

Una mirada al sitio web de PpE basta para constatar que se trata de una más de la miríada de fachadas de la Iglesia Católica que se promocionan como ONGs de la sociedad civil y que la Iglesia utiliza como proxies o títeres de trapo en los debates mediáticos, presentaciones de “expertos” o peritos ante las cortes, etc. La declaración está ahí pero sigue sin haber rastro de esa multitud de entidades adherentes. La búsqueda de la declaración no arroja ningún resultado excepto copias textuales del parte de prensa de PpE, donde hay un link para descargar una traducción al inglés de la declaración, pero al final de la misma, donde deberían estar los signatarios, no hay nada.

Quizá me equivoque, quizá esas organizaciones existan y estén dispuestas a adherir. De hecho, estoy seguro de que hay muchas organizaciones religiosas dispuestas a adherir a cualquier ley que permita acosar y dañar a la gente que tiene sexo de una manera distinta a la que ellas aprueban. Pero si la idea es difundir una declaración internacional de apoyo a algo, lo mínimo que debe hacerse es conseguir que gentes de distintos países la firmen y luego poner esas firmas en la declaración y subirla a Internet. De lo contrario el resultado es una especie de masturbación ideológica mutua en la cual un montón de gente que odia a los gays se envía a sí misma un texto a favor de ese odio imaginando que muchas otras personas han puesto la firma en el texto y están de acuerdo con quienes lo escribieron. La verdad, aunque debe sentirse muy bien, no se ve muy auténtico que digamos.

miércoles, 28 de agosto de 2013

Santo masoquismo

«Su amor por el dolor y el sufrimiento era insaciable [...]. Decía que podía vivir alegremente hasta el día del juicio, siempre que tuviese materia para sufrir por Dios, pero que vivir un solo día sin sufrimiento sería intolerable. Decía también que se sentía devorada por dos fiebres que no se podían mitigar, una por la santa comunión y otra por el sufrimiento, la humillación y la aniquilación. “Nada, excepto el dolor —repetía siempre en sus cartas— hace mi vida soportable.”»
Biografía de Santa Margarita María de Alacoque (1647–1690), religiosa católica francesa, por Émile Bougaud (Histoire de la Bienheureuse Marguerite Marie). Citada en Las variedades de la experiencia religiosa, de William James.

lunes, 26 de agosto de 2013

La solidaridad y la Madre Teresa de Calcuta

Por un tuit de la intendenta de mi ciudad me entero de que el sábado pasado comenzó la Semana de la Solidaridad en Rosario y que la fecha de la misma se escogió para que incluya el Día Nacional de la Solidaridad, que es el 26 de agosto, por ser el aniversario del nacimiento de la Madre Teresa de Calcuta.
¿Qué? ¿Qué?

La “Madre” Teresa de Calcuta es uno de los peores ejemplos posibles de solidaridad que podrían ocurrírsele a alguien. Muchísimas personas trabajan incansablemente por los demás, solas o en grupo, bajo denominaciones religiosas o seculares, con foco en distintos tipos de problemas sociales. A menudo el trabajo de las organizaciones religiosas incluye la evangelización, pero en general hay en ellas mucha gente con auténticas ganas de ayudar al prójimo en sí mismo sin verlo como un converso potencial; la religión simplemente se apropia y canaliza impulsos empáticos con los que todos contamos. La verdadera solidaridad no escasea.

La Madre Teresa dedicó su vida a propagar las ideas más reaccionarias de la fe católica, sirviéndose de su popularidad y llegada a los poderosos. Recaudó (y su orden sigue recaudando) una fortuna por la que no rindió jamás cuentas a nadie, y dejó tras de sí muchas casas para religiosas de la orden que fundó, destinadas a propagar esa misma doctrina reaccionaria y amante del sufrimiento por todo el mundo, y unos cuantos espantosos centros para moribundos, donde gente recogida de la calle es atendida por personas con escasa o nula capacitación, casi sin medicamentos más complicados que una aspirina, y queda hacinada allí en condiciones insalubres hasta que muere (a veces, según sabemos, de enfermedades que podrían ser tratadas fácilmente).

La solidaridad es un asunto entre humanos unidos por su comprensión mutua de que todos necesitamos a los demás y que no podemos vivir sin ayuda. Los centros para moribundos de la Madre Teresa no son lugares para la solidaridad, como han descubierto ya muchas personas bienintencionadas que han ido a trabajar en ellos y han salido disgustados. Existen más bien para que los voluntarios y los enfermos puedan compartir el sufrimiento, la mortificación del dolor, que la Madre Teresa consideraba algo bueno en sí mismo porque acercaba a los sufrientes a Dios. Ayudar material o psicológicamente no fue jamás su objetivo.

La solidaridad puede verse, de hecho, como un darle la espalda a la inexplicable indiferencia de los dioses y volver la cara hacia lo que nos une con los demás seres humanos, aquí en la Tierra. Una acción solidaria, cuando uno es famoso y respetado por personas de todas las religiones y de ninguna y recibe dinero y atenciones, es volcar todas las donaciones a obras para la comunidad, usar la influencia obtenida para mejorar las condiciones de vida de los demás y denunciar las maldades de los poderosos contra los débiles. No es solidario pedir a gente que ha perdido a sus familiares que perdonen a la empresa que los mató con su negligencia. No es solidario gastar decenas de millones de dólares donados en construir casas de adoctrinamiento en todo el mundo en vez de un hospital o una escuela en el lugar donde uno vive y donde se necesita desesperadamente. No es solidario, en un mundo donde tantas mujeres son obligadas a casarse o maltratadas por sus esposos, hacer campaña contra la legalidad del divorcio; tampoco es solidario, donde tantas mujeres mueren en abortos clandestinos, llamar a esas mujeres asesinas y denunciarlas como destructoras de la paz en un discurso de aceptación del Premio Nobel de la Paz. No es solidario recibir dinero donado por un estafador que empobreció a miles de personas y no sólo rehusarse a devolverlo sino incluso escribirle al juez pidiendo que lo absuelva. No es solidario apartar a los moribundos de sus familias para ponerlos en un lugar apenas menos sucio que la calle para servir de edificación moral a monjas y voluntarios. No es solidario ordenar a los subordinados de uno que no gasten dinero en ellos mismos ni en ayudar a la comunidad y que se finjan pobres y mendiguen, mientras el dinero se acumula en cuentas bancarias y uno viaja por el mundo haciendo apariciones junto a dictadores y princesas mientras afecta humildad.

La historia de la Madre Teresa es uno de los mitos más logrados de la vieja religión cristiana. Nadie está obligado a saber que es de hecho una gran mentira, pero los datos están allí, al alcance de la mano, y ni la ignorancia ni la popularidad del mito pueden seguir siendo excusa para que un estado local o nacional homenajeen como ícono de la solidaridad a una beata fanática cuyas obras no tienen nada que ver con la solidaridad y sí, exclusivamente, con un amor perverso por el sufrimiento y la pobreza.

sábado, 24 de agosto de 2013

Para no ver el drama del aborto ilegal ni en fotos


La organización anti-derechos ArgentinosAlerta ha convocado para hoy una protesta contra la exposición fotográfica 11 semanas, 23 horas, 59 minutos, que Amnistía Internacional organiza en el Palais de Glace en Buenos Aires como una manera de visibilizar el problema de los abortos ilegales. Lo reporta ACI Prensa, que llama a AI “organización abortista” (ignorando el inmenso trabajo por los derechos humanos que Amnistía realiza) y que a su vez no menciona que ArgentinosAlerta es de hecho y muy obviamente una fachada de la Iglesia Católica, de tinte nacionalista y reaccionario (coloquialmente se diría que son un grupo de fachos, pero este blog es muy serio, ojo).

ACI también hace notar que “el Palais de Glace es un museo que depende de la Secretaría de Cultura de la Nación” y “admitió anteriormente la exposición anti católica de León Ferrari” (aquí se omite nuevamente mencionar el ataque de un grupo de católicos, instigados por el arzobispo de Buenos Aires Jorge Bergoglio, a una exposición de Ferrari, en la que los fanáticos agredieron al público y destruyeron varias obras).

La convocatoria es a llevar “pancartas y cacerolas”. Sería interesante, en vista de que esta gente tiende a ponerse violenta (y más cuando están envalentonados, como ahora, por la reciente apoteosis de uno de los suyos), que hubiese un cordón policial o algún tipo de seguridad especialmente destinada al evento. Bien sabemos que la defensa de la vida de los embriones y los fetos inviables contra la voluntad de sus malvadas madres es una causa que inflama pasiones.

Más seriamente: yo no puedo ir a esta muestra, pero sería bueno que quienes puedan lo hagan, especialmente hoy sábado por la tarde, para mostrar a la falange misógina que se congregará frente al Palais de Glace que son una minoría repudiada por la gente decente y pensante. Sería mucho pedir, supongo, que alguno deje su pancarta o cacerola, entre a ver la muestra y comprenda el mensaje:
Que existan mujeres que mueren o se enferman gravemente por temor a acudir a servicios de salud tras haberse sometido a un aborto en condiciones inseguras y clandestinas obliga a repensar la política que queremos para la Argentina. Las mujeres jamás deben ser sometidas a procesos penales ni obligadas a poner en riesgo su vida o su salud, cuando necesiten interrumpir su embarazo.
Pienso que un motivo profundo de estas protestas organizadas es precisamente la supresión de las ideas (en este caso, traducidas en imágenes) que puedan resultar subversivas para las frágiles creencias de los fanáticos. No es extraño que mucha gente que no sale de un círculo social pequeño y autocomplaciente, como una parroquia o una ONG católica, sólo sepa repetir consignas antiabortistas, ignorando el rostro humano sufriente de las mujeres que abortan en condiciones inseguras porque no les queda otra alternativa. Pero ver ese rostro y esas condiciones hace más difícil seguir repitiendo sin pensar. El primer objetivo de una protesta como ésta es que sus participantes, con su fervor reafirmado y vigilado por sus correligionarios, no cedan a la tentación de entrar y ver. Contra eso no cabe más que mostrarles que la amenaza aparente no es tal, y que sólo sus odios pueden resultar dañados.

jueves, 22 de agosto de 2013

Rusia contra los extremistas ateos

¡Rusia siempre se supera a sí misma! De RT (antes Russia Today), el órgano de propaganda del estado putinesco:
Rusos lanzan un centro dedicado a combatir el “extremismo ateo”

Un grupo de activistas conectados con la Iglesia Ortodoxa Rusa están montando un centro contra el extremismo ateo, el cual, según ellos, es promovido principalmente por organizaciones financiadas desde el extranjero.
Y este brote de paranoia nacionalista de libro de texto fue causado por…
… incidentes en los que ciertas personas protestaron contra la construcción de nuevas iglesias, “creando una psicosis artificial y alimentando la histeria por medio de la intimidación…”
La acusación es tan ridícula (¿protestar contra la construcción de una iglesia es extremismo?) y tan general (no se dan detalles) que es imposible saber qué ocurrió realmente. Quizá haya habido algún exceso de parte de los que protestaban. A fin de cuentas, ¿a quién le hace daño que se construyan algunas iglesias?
Las autoridades de la ciudad de Moscú, junto con la Iglesia Ortodoxa Rusa, están actualmente implementando el llamado Programa-200, un plan según el cual deben erigirse 200 iglesias ortodoxas en la capital en los próximos 10 a 15 años.
Oh. Habrá sido eso, entonces.

El horno no está para bollos en Rusia. Los rusos no sólo han terminado, después de un doloroso proceso de abandono del comunismo soviético, gobernados en una democracia formal por un dictador proveniente de las filas de la KGB, sino además sometidos al resurgimiento (y alianza con el susodicho dictador) de lo peorcito de la Iglesia Ortodoxa Rusa, cuyo jerarca máximo actual tiene unas posturas que hacen quedar al Papa como un corderito. Esa alianza ha dado frutos como la criminalización del discurso secular crítico (“ofensivo para los creyentes”) y de la “promoción de la homosexualidad” (básicamente está prohibido decir algo bueno de los homosexuales o la homosexualidad donde alguien más pueda oírlo).
El juicio a Pussy Riot y la flamante ley [de protección de los sentimientos de los creyentes] provocaron una ola de protestas aún mayor en todo el país, a veces tomando formas radicales, como el derribo de cruces recordatorias en algunos pueblos.
Desde luego el vandalismo contra símbolos religiosos es un asunto peliagudo, y es peor si esos símbolos son además monumentos conmemorativos. Llamarlo una forma de “protesta radical” o unirlo a la idea de “extremismo ateo”, sin embargo, es improcedente. De hecho, las denuncias originales hablaban de “satanistas”, no de ateos, mucho menos de grupos de ateos organizados por oscuras fuerzas en el extranjero. Para el caso es poco importante: los vándalos son idiotas de cualquier manera, y para la mente conspirativa de los fanáticos tanto da un chivo expiatorio imaginario como otro.

jueves, 15 de agosto de 2013

¿Los ateos son más inteligentes que los creyentes?

En los últimos días está teniendo cierta difusión un “estudio que demuestra que los ateos son más inteligentes que los creyentes”. Creo recordar más de un “estudio” similar antes de éste, ninguno de los cuales me ha movido un pelo. PZ Myers se tomó el trabajo de leer todo este último estudio y su opinión (en la cual confío bastante en general y en este caso particular) es que se trata de un caso de garbage in, garbage out (“entra basura, sale basura”). Para empezar, se trata de un metaanálisis, es decir, un estudio sobre otros estudios.
Después de leer el paper, tengo una confianza razonable de que procesaron los datos competentemente. Sin embargo, yo añadiría una cuarta interpretación que ellos no toman suficientemente en serio: que había un sesgo sistemático en los estudios de inteligencia que analizaron. En realidad me causa personalmente rechazo (¡alerta de sesgo!) cualquier estudio que intente reducir algo tan complejo como la inteligencia a un simple número útil para análisis estadísticos. Los diferentes estudios miden inteligencia por promedio de clasificaciones escolares, puntaje de exámenes de ingreso a la universidad, membresía en Mensa y tests de cociente intelectual. ¿Estás pensando en peras y manzanas? Me parecía. (…)

Pero yo estaría de acuerdo con la conclusión de que los estudios han encontrado una correlación inversa entre la religiosidad y algo que llaman inteligencia. Eso no significa mucho. Fue un metaanálisis de 63 estudios (…). El metaanálisis es una técnica estadística legítima, pero es igual de probable que lo que están detectando sea un patrón consistente de abuso de los datos, más que observando una propiedad psicológica verdadera de las personas religiosas. Están metiendo muchos estudios en una misma bolsa; el primer llamado de atención debería ser que dentro del guiso de estadísticas han arrojado trabajos de Satoshi Kanazawa, de Richard Lynn y de Arthur Jensen. Se cita The Bell Curve de Herrnstein y Murray.
Lynn es un racista científico: un psicólogo cuyos trabajos se han centrado en demostrar que las naciones y grupos étnicos más pobres lo son porque sus habitantes son menos inteligentes. Kanazawa es un psicólogo evolucionista que mantiene que los africanos son pobres y sufren más enfermedades porque son menos inteligentes, y que las mujeres negras son “objetivamente menos atractivas” (!) que las de otras razas. El resto de los citados no les van a la zaga a estos dos. La mayoría han tenido vínculos con Pioneer Fund, una fundación que financia estudios sobre las “diferencias hereditarias” humanas y que ha sido calificada como un grupo supremacista blanco.

Es importante señalar que, más allá de la polémica causada por estas figuras, sus trabajos han sido evaluados y rechazados por muchos de sus propios colegas no por una cuestión ideológica, sino a causa de sus groseros defectos metodológicos. Es bastante sencillo, cuando se tienen muchos datos, creatividad interpretativa y pocos escrúpulos, hacer que los datos digan lo que uno quiere que digan.

Myers no cree que el estudio encontrara realmente una relación entre religiosidad e “inteligencia”.
Creo que podríamos encontrar que la ignorancia se asocia con la religiosidad; muchos creyentes religiosos se oponen a la educación e insisten en mantener a ciertos segmentos de la población (mujeres) tan desinformados y mal educados como sea posible, y ese hecho distorsiona los resultados (…). [Los autores] también notan estudios que muestran que los académicos de más alto nivel y los individuos más educados tienen menor tendencia a ser religiosos, y yo puedo creer honestamente que el análisis de las afirmaciones de la religión lleva a una pérdida de la fe. Pero típicamente asociamos “inteligencia” con algo intrínseco al individuo, una propiedad biológica de sus cerebros, y nada en este estudio permite llegar a esa conclusión. La palabra tiene un bagaje muy grande y es inapropiada.
Otros estudios han mostrado una correlación inversa entre religiosidad y nivel socioeconómico. Myers menciona a Gregory Paul, cuya tesis es que la pobreza lleva tanto a una peor educación (lo cual significa menos herramientas para analizar y criticar las creencias religiosas recibidas) como a una mayor necesidad de contención social, que los grupos religiosos están preparados para dar. No se trata, entonces, de la inteligencia con que nacemos, sino de las oportunidades para desarrollarnos en la sociedad.

A los no creyentes nos queda una lección de humildad:
… incluso si la correlación se mantiene en estudios que no sean de idiotas racistas, que esto no te dé ningún consuelo: tu inteligencia es una propiedad individual, y ser miembro de un grupo apenas estadísticamente superior no te confiere capacidades especiales, aparte de la capacidad de esconderte detrás de Richard Feynmann y hacer como si su genialidad se te hubiera pegado.

miércoles, 14 de agosto de 2013

Costa Rica, país laico

Resulta que hubo un pequeño escándalo en Costa Rica por algunas cosas que dijeron los líderes de los tres poderes del estado y que podrían, en la mente de algunos laicistas radicales, verse como un ataque al ideal del estado laico que sostienen. Ejem.
… [L]a presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, el presidente de la Asamblea Legislativa, Luis Fernando Mendoza, y la presidenta de la Corte Suprema de Justicia, Zarela Villanueva, se consagraron a ellos, sus familias y a sus instituciones “al amor y protección de Dios todopoderoso a través de la intercesión de María nuestra señora, la reina de los Ángeles”.
Este inocente ritual mágico de sumisión y súplica a entidades sobrenaturales fue visto por algunos fanáticos totalitarios anti-Dios como un grosero ataque al principio de separación entre iglesia y estado. ¡Como si hablar de Dios y la Virgen María tuviera algo que ver con la Iglesia Católica!

Afortunadamente la Conferencia Episcopal de Costa Rica salió prontamente a expresar su apoyo por “la sana laicidad”, en un estado donde “se respete y valore la presencia del factor religioso en la sociedad”, como ya pidió el papa Francisco, a quien se ha notado preocupado (como a su antecesor) por el caos social y hasta económico causado por el laicismo agresivo y la secularización en naciones como Canadá o Suecia, en contraste con países donde el estado contribuye con la religión y anima a los ciudadanos a practicarla o callarse respetuosamente.

Los obispos aseguraron que
“Tampoco se ha puesto en riesgo, bajo ninguna circunstancia, la necesaria autonomía entre el Estado y la Iglesia Católica.”
Esto debería alegrarnos a todos, puesto que como sabemos, cuando el estado y la iglesia se mezclan ocurren cosas horribles, salvo en casos muy excepcionales en que los gobernantes son especialmente piadosos y obedientes, como Francisco Franco o Jorge Rafael Videla.

Generalmente, claro, es el estado el que se mete con la iglesia, como en Francia, donde el gobierno socialista obliga a funcionarios católicos a casar a parejas homosexuales sin tener en cuenta que la ley del dios católico vale más que cualquier ley civil. Y ni hablar de Estados Unidos, donde las instituciones católicas tienen que ofrecer a sus empleadas, como parte de su seguro de salud, planes de “salud reproductiva” destinados a frustrar su destino de úteros en pleno funcionamiento y a fomentar la práctica del sexo sin temor. (Compárese este triste panorama con el mucho más auspicioso de Irlanda, donde los hospitales católicos pueden cumplir sin problemas su tarea de salvar a los niños no nacidos de madres que desean asesinarlos para salvarse de la muerte, o España, donde gracias a farmacéuticos comprometidos hay muchos lugares libres del flagelo de los anticonceptivos orales y los condones.)

En Costa Rica, afortunadamente, no hay ninguna posibilidad a corto plazo de que el estado se entrometa en los asuntos de la Iglesia Católica, puesto que la religión del estado (establecida en la Constitución) es la católica, misma que sostiene la laicidad del estado, y el estado a su vez se ocupa de sostener esa laicidad dándole catecismo católico a los niños en las escuelas públicas. O sea que todos felices.

miércoles, 7 de agosto de 2013

Prohibidas las medialunas

ACTUALIZACIÓN: Nunca viene mal darse cuenta de que uno puede caer en un engaño. La noticia sobre la fatwa contra los croissants, que fuera dada por cierta por varios medios internacionales, es una sátira. Lo que sigue (mi artículo original) no tiene mucho sentido, excepto que, por supuesto, la leyenda sobre el origen del croissant sí existe, y también es cierto —según parece— que en Siria una fatwa de este estilo sería ridiculizada. Como dice el bloguero Yassin Swehat:
Es probable, también, que el comportamiento de los integrantes de estos Comités islámicos, que en muchos casos parecen sacados de una película de los Monty Python, sea igual de ridículo o más que el decreto de los croissants.
Justamente por ser tan ridículas las pretensiones de estos grupos extremistas hay que aprender a distinguir entre lo real y lo paródico.

* * *

La represión islámica, el “anticolonialismo” bobo, las leyendas y el absurdo se dan la mano en la ciudad de Alepo, Siria.
Un comité de sharia en un área de Alepo controlada por rebeldes emitió una fatwa declarando los croissants como haram (prohibidos por la ley islámica) debido a su significado “colonial” (…). La forma de luna creciente de los croissants celebra la victoria europea sobre los musulmanes, según la fatwa (edicto religioso).
La forma del croissant, según cuenta una leyenda, es una imitación burlona de la media luna islámica, creada por panaderos de la ciudad de Viena luego de que las tropas europeas quebraran el sitio de dicha ciudad por parte de los turcos otomanos.


Es bueno notar que en Siria, donde la mayoría de la gente adhiere a una forma moderada del islam, esta clase de edictos son poco frecuentes y la sharia no es la ley que rige al estado, como sí ocurre en otros países.

El islam tiene una serie de prohibiciones gastronómicas comparables a las del judaísmo ortodoxo que llegan a ser bastante ridículas (hay musulmanes insulinodependientes que rechazan la aplicación de insulina proveniente de cerdos). En este caso no se trata del producto alimenticio en sí sino del concepto subyacente a su forma: ¿se podrían consumir croissants si se los hiciera redondos en vez de semicirculares? ¿Sería eso un croissant de verdad? ¿Y si con la masa del croissant se hace una cruz en vez de una media luna?

Esto me recordó las freedom fries con las que los muy patriotas legisladores republicanos estadounidenses reemplazaron en el menú de la Cámara de Representantes sus habituales French fries (papas fritas, a la francesa) cuando el gobierno de Francia se negó a acompañarlos en su aventura guerrera contra Saddam Hussein, ocurrencia que provocó hilaridad en todo el resto del mundo. Otra prueba, por si hiciera falta, de que la religión no es el único tipo de creencia irracional que hace salir la estupidez humana a la superficie.

sábado, 3 de agosto de 2013

Aborto y riesgo de suicidio según la católica mentirosa Alejandra Diener

El viernes pasado nuestra fachada católica pseudocientífica favorita, Sexo Seguro, emitió uno de esos raros tuits relativos a una cuestión específica y actual (@sexoseguro es básicamente un bot que hace un loop infinito sobre una serie de tuits ya programados, sin responder jamás a nadie ni citar tampoco a otros).


Muy bien argumentada la respuesta de @AleDiener a un inconforme sobre el aborto http://www.animalpolitico.com/blogueros-blog… … …
@AleDiener es Alejandra Diener, Maestra en Ciencia de la Familia por la Universidad Anáhuac y licenciada en Economía por la Universidad Iberoamericana. (La Anáhuac es parte de la maquinaria formateadora de cerebros y recaudadora de fondos de la Legión de Cristo, la orden del pederasta y abusador sexual serial e incestuoso Marcial Maciel. La Iberoamericana es propiedad de la Compañía de Jesús. Este paso exclusivo por el sistema educativo católico explica bastante lo que sigue.) Diener le contesta a alguien que la cuestionó por su postura contra el derecho al aborto, aunque sin citar sus objeciones.

La respuesta es una breve recorrida por algunos lugares comunes, fundamentalmente la idea de que la mujer embarazada en crisis no necesita abortar sino asistencia de otra clase. Esto puede ser cierto pero requiere de una evaluación caso por caso y, como fuere, no hay mucho que evaluar si —como han logrado los jerarcas a los que Diener responde­— la ley ya ha clausurado todos los caminos alternativos. Una mujer embarazada en Latinoamérica, salvo en casos muy puntuales y en lugares muy específicos y teniendo suerte de no toparse con “pro vidas” metiches, no tiene más remedio que gestar y parir, aunque eso le signifique la ruina económica, psicológica, física o todas ellas juntas.

Después (y aquí quería llegar) Diener dictamina:
El aborto está generando un verdadero problema de salud pública, ya que la mujer que aborta padece trastornos mentales que las lleva incluso hasta el suicidio (Association between parity and risk of suicide among parous women. Chun-Yuh Yang PhD MPH www.cmaj.ca), mujeres que no puedan hacerse cargo de sus familias o que ni siquiera puedan continuar con sus vidas a causa del trastorno ocasionado por este drama de la eliminación de un ser humano en su vientre.
Generalmente los antimujeres hablan del síndrome post-aborto, entidad inexistente inventada por ellos y que no reconoce ninguna organización médica o psicológica importante en el mundo. Diener pasa de largo y directamente cita un estudio realizado en Taiwán; el título en castellano sería “Asociación entre la paridad y el riesgo de suicidio en mujeres que han tenido hijos” (paridad es la cantidad de hijos que ha tenido una mujer).

El estudio es amplísimo; ése es su único mérito indiscutible. Documenta la vida de 1,3 millones de mujeres a lo largo de casi tres décadas y correlaciona la cantidad de hijos que tuvieron con su riesgo de suicidio. Los autores hallaron que el riesgo de suicidio de una mujer disminuye al aumentar su número de hijos. Reconocen, sin embargo, que ciertas variables son imposibles de controlar, y que la correlación puede esconder muchas causalidades. Por ejemplo: la depresión se asocia a una mayor tendencia al suicidio, pero padecer de depresión también puede afectar la decisión de tener hijos; una tendencia suicida puede verse afectada por la presencia de una red de soporte familiar provista por los hijos, si la mujer siente que tener una familia le aporta valor a su vida.

En ninguna parte del estudio se menciona siquiera la palabra “aborto” ni se habla de anticoncepción o planificación familiar explícita. Alejandra Diener, por lo tanto, miente descaradamente (considerar la posibilidad de que no haya entendido el estudio es un insulto a su inteligencia tanto como la nuestra), y miente a sabiendas de que la inmensa mayoría de sus lectores jamás buscará el estudio por internet (no se provee un link) ni lo leerá ni lo entenderá (aunque las conclusiones son claras, está en inglés y el texto es bastante técnico). ¿Éste es el modelo de profesional que forman las carreras universitarias católicas?

jueves, 1 de agosto de 2013

El Papa y los gays

El Papa Francisco dijo una frase bastante anodina sobre los homosexuales el otro día, cuando volvía de su festival proselitista en Brasil, hablando en el avión con los periodistas. Dijo algo que en boca de cualquier persona decente (católicos incluidos) y más o menos a tono con la época sería tan poco comprometido que no podría sorprender a nadie, mucho menos causar admiración.

La frasecita generó una inmensa cantidad de reacciones, casi todas positivas, algunas francamente extáticas. La cantidad de católicos fervientes, practicantes, es bastante pequeña; la mayoría de los comentarios eran de católicos sólo de nombre, de ésos que no pisan una iglesia más que para una boda o un bautismo, o de esa curiosa clase de gente que “cree en Dios pero no en la Iglesia”, como si el invento pudiera separarse así del inventor. No faltaron ateos y agnósticos con hambre de religión que saltaran de alegría o al menos cautelosamente saludaran el “progreso” expresado en la frase del Papa, que aún no siendo gran cosa auguraría un cambio futuro en la intolerancia de la Iglesia hacia los homosexuales.

La verdad es que, como ya han explicado otros mejor que yo, Francisco no dijo nada nuevo y de hecho remitió a sus oyentes al Catecismo, donde dice que los homosexuales son básicamente gente con un problema que deben esforzarse por vencer y que los católicos no deben discriminarlos sino ayudarlos en esta difícil tarea. El tono es idéntico al que usaríamos para hablar de personas con discapacidades o deformidades.

Lo que no recuerdo haber leído es la razón subyacente a este tratamiento de la homosexualidad. Aquí me permito citarme a mí mismo (lo que sigue es de mi libro, que dicho sea de paso, el lector puede comprar en versión digital por un módico precio en Amazon). Parto de la base de que la doctrina busca preservar el odio (preexistente) hacia los homosexuales y la homosexualidad, y por eso no puede considerarla natural:
Para el cristianismo el ser humano es bueno por naturaleza, aunque se corrompe fácilmente por estar manchado por el pecado original. Nadie nace malo o es intrínsecamente inmoral. De allí se sigue que la homosexualidad debe ser una desviación antinatural o una enfermedad; considerarla una variante natural de la sexualidad humana normal pondría a los devotos frente al dilema de tener que tolerar a los homosexuales o bien renunciar a su doctrina.
El catolicismo ha calificado la homosexualidad como inmoral; como nadie puede nacer inmoral, ya que lo que Dios creó es necesariamente bueno (incluso Lucifer era bueno originalmente), la homosexualidad debe ser una tendencia desviada, un defecto del desarrollo (y siguen las justificaciones pseudocientíficas de los psicólogos y psiquiatras y otros “expertos” a sueldo del Vaticano sobre los orígenes de la homosexualidad en padres divorciados, madres dominantes, abusos y otras malas experiencias). Nos apartamos de Dios por el pecado pero podemos “buscarlo” (como dijo Francisco a los gays) para volver a Él. Si algo aporta la aclaración de Francisco es que la homosexualidad es para la Iglesia un pecado como cualquier otro, aunque esto es difícil de conciliar con la prédica y el lobby constantes de la Iglesia contra los homosexuales, que sólo compite en intensidad con la pelea contra el aborto y los derechos reproductivos de las mujeres.

En la homofobia de la sociedad, al igual que en la misoginia y el machismo, la Iglesia ha hallado un suelo firme donde plantar sus propias banderas, habiendo renunciado casi desde sus inicios a otras menos populares, como el desprendimiento y la pobreza. Ser anti-gay y sexista son marcas de la identidad católica devota del siglo XXI. Si el Papa tiene intención de revertir eso, no las hemos visto hasta ahora, y como en todas las otras cosas que nadie puede ver y que sólo la esperanza permite suponer, yo ejerzo aquí mi escepticismo.