lunes, 8 de octubre de 2012

Católicos por el Derecho a Heterosexualizar a los Niños

Hace pocos días el estado de California (Estados Unidos) prohibió por ley las “terapias de conversión” para los menores de edad. Estas terapias son una mezcla confusa de mala psicología y doctrina religiosa más o menos disfrazada, destinadas a reorientar la sexualidad de aquellas personas que sienten atracción por el mismo sexo hacia la normalidad heterosexual. En el mejor de los casos resultan inútiles, o sólo funcionan por un corto tiempo; en ocasiones provocan daño psicológico a los que se someten a ellas.

A los mayores de edad no se les puede negar el derecho a hacerse daño de esta manera, si lo desean, aunque resulta de todas formas poco ético permitir la promoción de “curas” o “terapias” de esta clase: no tanto como promover una cura para el cáncer que no funciona, sino más bien como vender una terapia para una enfermedad imaginaria. El legislador debe balancear la libertad individual con la necesidad de regulación. Lo que sin duda no podía permitirse era que los menores de edad, con capacidad limitada para razonar y sujetos fuertemente a la influencia de sus padres, accedieran o fueran presionados u obligados a entrar en estas “terapias”.


Como no podía ser de otra manera, los activistas “pro-familia” (anti-homosexuales) católicos de California están enojadísimos. ¿Cómo el estado les va a prohibir a los padres católicos que manden a sus hijos raros a que les expriman la cabeza hasta que se les pase lo gay, o al menos aprendan a reprimirse como buenos cristianos? Las excusas son típicas:
… el director de la Conferencia Católica de California, Ned Dolejsi, dijo que “los padres tienen las mejores intenciones para sus hijos, y si ellos determinan que algunos tipos particulares de terapias de intervención son necesarias ese es ciertamente su derecho, y la ley no respeta eso”.
Cualquier persona con capacidad mental normal sabe que muchas veces los padres no tienen las mejores intenciones para sus hijos; debemos suponerlo en general, pero no podemos legislar sensatamente como si fuera siempre cierto, más allá de lo que dice el dicho sobre la composición del pavimento del camino al infierno. (Y recordemos que esta clase de argumento viene de gente que le niega —correctamente— el derecho a otros padres de decidir sobre sus hijos por razones religiosas.)

Los “tipos particulares” de terapias de intervención son los que dicen transformar a gays en heterosexuales. ¿Alguien puede imaginarse lo que dirían estos tipos si un grupo de padres quisiera mandar a sus hijos a hacer “terapia” para volverse bisexuales, bajo la creencia de que la bisexualidad es la forma correcta de la sexualidad humana?

2 comentarios:

  1. No es solo el hecho de si tengan o no buenas intenciones, sino que aun con buenas intenciones se equivocan... y luego las consecuencias las pagan los menores cuando ya el daño está hecho. http://unavigaenelojo.blogspot.com/2012/09/homosexualidad-y-represion-sexual.html

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  2. Pablo:
    Solo te hago un apunte sobre esta frase: "Cualquier persona con capacidad mental normal sabe que muchas veces los padres no tienen las mejores intenciones para sus hijos"
    Pienso que los padres que envían a sus hijos a esas terapias perversas y perjudiciales, no los envían por carecer de esas capacidades, sino porque son unos fanáticos, que no es lo mismo. Están convencidos de que así debe de ser, puesto que tienen el cerebro lavado y hacen lo que les dicen, sin pararse un segundo a pensar en el daño que les prococan a sus hijos. Están mal informados, y tampoco nadie les ha informado sobre la postura científica sobre el tema, que afirma que todo ser humano puede nacer homosexual, o con la tendencia que sea.
    No sé si será acertado llamarlos estúpidos, pero seguro que han sido estupidizados.

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