lunes, 6 de octubre de 2008

Alerta 44: Antonio Baseotto abre la boca

Dice Antonio Baseotto, ex capellán militar y ex obispo, que el gobierno argentino ataca a la Iglesia porque es marxista y abortista, y que no le consta que haya habido vuelos de la muerte durante la dictadura militar. También dice que el sacerdote Julio Grassi es inocente y víctima de acusaciones falsas con el objetivo de desprestigiar a la Iglesia.

Poco podría agregarse que pueda aumentar el desprecio que debería sentir toda persona decente por este "hombre de Dios"; si hubiera en verdad una campaña contra la Iglesia en Argentina, su mismo ejemplo podría encabezarla. Mentiroso, fabulador, conspiracionista y paranoico, además de (como ya sabemos por otros lados) antisemita y antimusulmán, colaboracionista con la corrupción y los crímenes de los Juárez en Santiago del Estero, cómplice del robo y venta de bebés, y tan ciegamente fanático que critica por "marxista y abortista" a un gobierno que (luego de un comienzo promisorio, años ha) no da señales de ser revolucionario en ningún sentido.

La correcta reacción del gobierno de Néstor Kirchner cuando Baseotto habló del castigo merecido por el entonces Ministro de Salud Ginés González García por hablar a favor del aborto fue adecuada; el vicario castrense (jefe de los capellanes militares) fue cesado en sus funciones, quitándosele el sueldo estatal del que gozaba a cambio de indoctrinar a los soldados con su ideología. El lógico paso siguiente hubiera sido anular el infame Concordato que la dictadura de Onganía firmó con el Vaticano, y echar a los capellanes, o al menos, dejar a todos los credos en libertad de enviar misioneros a las Fuerzas Armadas y pagarles ellos su manutención.

Y es que no importa si Antonio Baseotto es un mal bicho o no. Lo que importa es que ni un cura, ni un pastor, ni un rabino, ni nadie que venga a predicar una religión, debería tener lugar en la estructura de una democracia moderna y secular como la argentina. Lo que tenemos aquí es una organización multinacional con una jerarquía vertical, comandada por un gobernante autocrático, vitalicio y que se cree especialmente designado por Dios, metida dentro de nuestro país, diciéndonos desde puestos oficiales (bien altos y bien pagos) qué hacer, cómo comportarnos. Nadie los eligió, nadie les dio voto. Protestan cuando las leyes los afectan o contrarían su ideología, porque se creen por encima de las leyes humanas.

Cada día que permitimos que el Concordato permanezca, es un día más en que entregamos soberanía nacional al Vaticano. ¡Cada día que mantenemos relaciones diplomáticas con este "país", es un día más que reconocemos la potestad del Papa para nombrar funcionarios dentro de nuestro propio ejército! Si no fuese el Papa, sería motivo de risa: un loco nombrado infalible por otros locos para dictarles su locura. ¿Por qué seguimos tolerando a estos dinosaurios?

2 comentarios:

  1. Supongo que no lo toleramos. Incluso muchos católicos no lo toleran, aunque sigo sin entender porqué se dicen católicos en ese caso.

    Me ilusioné con que el nuevo roce por el embajador que el Vaticano no aceptó (por divorciado) termine de definir el tema del vicario castrense y demás... Pero veo que no hay novedades, que el tema se enfría y que no pasa nada.

    Saludos

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  2. El Vaticano también rechazó a un embajador francés por ser divorciado, y a otro por homosexual. Curiosamente, si juzgáramos por nuestros estándares y leyes a los embajadores de la Santa Sede, tendríamos que rechazarlos a todos por apología de la discriminación y la intolerancia, pero ah! ellos tienen licencia para ser intolerantes...

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