viernes, 22 de julio de 2011

El jardín de infantes del horror asexuado

Una indignada agencia desinformativa católica reporta que un jardín infantil “asexuado” experimenta con niños y su identidad sexual. Se refiere a Egalia, una institución sueca cuyo proyecto educativo incluye el controvertido objetivo de lograr un ambiente en el que los niños no adquieran estereotipos de género. Entre otras cosas, se los enseña a referirse uno al otro con un pronombre neutro y no se dividen los juguetes en femeninos y masculinos. No hay “juegos de varones” y “juegos de nenas”, no hay cuentos infantiles del tipo princesa-conoce-a-príncipe-azul, y por supuesto no se pintan objetos ni lugares de rosa y de celeste para diferenciarlos. Quizá naturalmente, muchos de los niños que allí asisten son hijos de parejas homosexuales, aunque por supuesto esto no es exclusivo.

Es difícil saber si educar a un niño contra la corriente principal de la sociedad en la que vive (sexista, patriarcal y heteronormativa) es una utopía, si es realizable, o si es deseable cuando se la lleva al extremo de cambiar los pronombres. Quizá no sea el camino. Parece exagerado decir que se está experimentado con niños, como si de un laboratorio frankensteiniano se tratase. En un cierto sentido, todo aquél que cría un hijo está experimentando con él.

Pero la oposición católica a Egalia parte de que esta clase de enseñanzas va totalmente en contra de lo que predica la Iglesia: la posición heteronormativa esencialista que afirma que los hombres y las mujeres son lo único que existe, a la manera de formas platónicas, cada uno con una serie de atributos intrínsecos, siendo todo lo demás una perversión o una desviación. (Da la casualidad que el rol de la mujer, según esta iglesia cuyos líderes son sin excepción hombres, es inferior al del hombre.) No diría mucho más de esto, que es sabido por todos, si no fuera por lo incongruente de la justificación de las críticas. La psiquiatra consultada dice que 
“Un niño sano, varón o mujer, sabe y siente, desde antes de los cuatro años de edad a qué sexo pertenece.”
Si esto es así, ¿cuál es el problema? ¿Puede uno confundirse porque en vez de llamarlo con un pronombre sexuado se emplee uno neutro? (Si fuera así, ¿qué hacer con los miles de millones de niños cuya lengua nativa no diferencia entre “él” y “ella”?) ¿Puede un niño varón llegar a creer que es mujer, o viceversa, porque le den la oportunidad (no la obligación) de jugar con muñecas o en una sala pintada de rosa en vez de forzarlo a jugar con autos o revólveres de plástico en una sala de color azul?

Estudios científicos han mostrado que, con frecuencia superior a lo que se esperaría por el mero azar, los comportamientos infantiles contrarios al estereotipo de género correspondiente (por ejemplo, varones que juegan con muñecas o niñas que prefieren los entretenimientos físicos fuertes) pueden predecir una orientación homosexual en la vida adulta. Pero a todas luces esta desviación de las expectativas en los niños no es causa, sino efecto, de las raíces biológicas subyacentes de la homosexualidad. La sexualidad de los niños no se altera; ellos mismos “saben” cómo desean comportarse. Lo que ocurre es que para los católicos no existe la orientación sexual en este sentido. Existe lo correcto (hombre conoce a mujer, se casa, tiene sexo sin preservativo, procrea, da capo al fine) y todo lo demás es pecado o enfermedad. En ambos casos, el quiebre de los estereotipos se ve como un ataque al orden natural: una tentación a ir por el camino del mal (pecado) o una influencia psicológica y fisiológica indebida que daña al organismo (enfermedad).

El único “experimento” que se está llevando a cabo en Egalia es sobre la sociedad, no sobre los niños: es el experimento de observar cómo tratan los demás a niños perfectamente normales pero que no han sido condicionados con estereotipos de género. Lo más probable es que los niños se decanten solos por sus preferencias, y que de adultos sólo difieran de los demás en una mayor tolerancia hacia lo diferente.

5 comentarios:

  1. Interesante, y me parece muy favorable la iniciativa de Egalia.
    El año pasado tuve que hacer una investigación para ganarme el grado de Licenciado en Psicología, justo sobre el tema de los roles sexuales. Y una de las cosas que aprendí es que rol sexual (las actitudes y conductas esperadas para una persona en base a ser hombre o mujer, o sea, ser femenino o masculino) es algo distinto a identidad sexual (saberse/sentirse hombre o mujer) y a la orientación sexual (si te atraen los hombres o las mujeres). Estas cosas pueden correlacionar, pero no están unidas.

    Otra cosa que aprendí es que la masculinidad y la feminidad (cuánto cumple una persona con lo estereotípicamente esperado para un hombre o para una mujer) no son características excluyentes, o sea, se puede ser femenino y masculino al mismo tiempo. Además, existen estudios como el de Barra (2010) que relacionan Rol Sexual con Bienestar, y muestran que las personas andróginas (las que combinan ambas características) son las que presentan mayor bienestar.

    Anda a hacer entender esto a un religioso fundamentalista... Pero la realidad es esa: los niños no se vuelven gay por "hacer cosas de mujer", como me dijo una vez una profesora de educación media (secundaria).

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  2. Pues quizá me podrán tachar de demente, pero siempre me he preguntado que pasaría si un grupo "experimental" de niñas fueran críadas y educadas sólo en un mundo de mujeres, donde las parejas fueran formadas por mujeres.¿Sentirían la necesidad de estar con un hombre (aunque nunca hayan visto alguno y ni siquiera supieran de su existencia)?
    Es decir, nuestra orientación sexual vendría determinada por la cultura o por biología?
    Claro esto también podría aplicar a niños en lugar de niñas.

    Saludos

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  3. Interesante comentario el de Pangui. Buen post como siempre.

    No es de extrañar la reacción de la iglesia católica que se opone a cualquier método o enseñanza que no sean las suyas. La iniciativa es bastante buena, esperemos que se extienda la idea.

    Un saludo.

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  4. Seguramente los padres que llevan a sus hijos a Egalia, en sus propios hogares estarán reproduciendo ese tipo de educación mal llamada asexuada (efectivamente, sobre lo que se incide con estos modelos educativos es sobre el rol de género, no sobre la identidad de género ni sobre la orientación sexual). Es en los hogares donde, desde muy chicos, empezamos a mamar el rol de género que nos asigna nuestra comunidad y luchar contra esto es realmente complicado, por eso esta noticia de las guarderías Egalia me ha alegrado el día.
    Esperar otra reacción de la Iglesia Católica es como pedirle peras al olmo.

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  5. mmm, Lo más probable es que la persona que escribe este articulo nunca tuvo una buena educación ni mucho menos que los padres lo guiaran, una pena, pero hay esperanza que este mundo no se vuela loco tan pronto.
    Dios nos ama como somos, tampoco hay que desesperarse!!!

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