domingo, 27 de diciembre de 2009

Baldomero Martini contra el INADI (A163)

Nos cuenta hace un par de días Crítica de la Argentina que…
El obispo de San Justo, Monseñor Baldomero Martini, denunció este martes al Instituto Nacional Contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) por haber aceptado la queja de un particular contra sus dichos en desmedro del matrimonio gay y acusó a la institución de coartar la libertad de predicar la doctrina cristiana.

El INADI es “un organismo de tercera o cuarta categoría”, manifestó el prelado a través de la agencia de noticias católica AICA.
(Los links son míos.) El asunto del derecho a discriminar, insultar y vilipendiar a todos aquellos considerados inmorales es un tópico de todas las religiones. En general lo incluyen en algo que llaman “libertad religiosa”, y curiosamente, siempre se refiere a las mismas cosas: la libertad de ridiculizar, criticar y descalificar a los que creen en ideas distintas o no cumplen con las normas doctrinarias de la religión en cuestión, y el reclamo al Estado de prohibir que otros les hagan eso mismo a ellos.

El problema aquí es la asimetría. Y es que no hay nada de malo en la crítica. A muchos nos les gustará, pero la crítica, el rídiculo, el ataque verbal, no pueden ser erradicados en una sociedad libre. El respeto es una convención útil y un objetivo deseable, pero no un mandato. Lo que sí es deseable en una sociedad libre y democrática es que no haya voces privilegiadas. El obispo de San Justo lo es, para empezar porque cobra un sueldo del estado, pero sobre todo porque cuando un obispo o arzobispo dice algo, cualquier cosa, por muy tonta que sea, tiene micrófono asegurado; y cuando un obispo escribe al Presidente de la Cámara de Diputados, sus argumentos pueriles y gastados contra el matrimonio gay son leídos con atención.

Yo tengo sentimientos encontrados con respecto al papel del INADI: por un lado, no estoy de acuerdo con que una persona pueda ser denunciada por lo que dice, incluso (y especialmente) si lo que dice suena extremista o es impopular; por el otro lado, cuando el que habla es una persona influyente y lo que dice es potencialmente inflamatorio, creo que se deberían marcar límites. El problema es que yo no me siento calificado para marcar esos límites y no creo que nadie más lo esté. Quis custodiet custodes?

(Por si alguien quiere saberlo, estas dudas me surgieron, y esta postura se consolidó, luego de ver una interesante charla de Christopher Hitchens sobre el tema de las leyes contra los “discursos de odio” y cosas como la negación del Holocausto. En un caso extremo, un historiador negacionista fue arrestado en Austria por planear dictar una conferencia donde proponía su versión revisada —y absolutamente falsa, claro está— de la historia. Yo creo que estaba en su derecho de mentir y de distorsionar los hechos, al igual que cualquiera de los asistentes a la malograda conferencia hubiera estado igualmente en su derecho de pararse, interrumpirlo y cantarle cuatro verdades sobre la realidad del Holocausto.)

Claro está que el obispo de San Justo no recurre al argumento de la libertad de expresión, porque incluso para un obispo, funcionario por fuerza entrenado para la sofistería desvergonzada, hablar de libertad de expresión desde una cátedra de la Iglesia Católica, baluarte de la represión y la supresión del disenso, no podría sino provocar risotadas. Pero es casi lo mismo. Martini habla de “la libertad de predicar la doctrina cristiana”, amparándose en un tratado entre la Argentina y la Santa Sede que tiene rango constitucional. Y en este sentido, probablemente tenga razón. La doctrina cristiana sobre el sexo —toda sexualidad que no sea la de un hombre más una mujer unidos en matrimonio con el propósito de tener hijos al ritmo que Dios mande— es que es inmoral o enfermo o ambas cosas.

No me parece bien que el INADI reprima al señor obispo. Creo que la doctrina cristiana (o más bien católica, que no todas las iglesias cristianas son así), la doctrina a la que deberían adherir los millones de católicos argentinos que quieran merecer ese nombre (o bien renegar de ambas cosas) debería ser difundida. Las partes de la Biblia donde se condena a casi todo el mundo al infierno por su expresión de la sexualidad deberían ser propaladas y explicitadas, para que no quedaran dudas de lo represiva, enfermiza, profundamente inhumana que es la visión bíblica sobre el tema, desde la condena a muerte prevista para los homosexuales en el Antiguo Testamento hasta la idea de San Pablo de que casarse para poder tener sexo como Dios manda es el mal menor para los que no aguanten ser célibes, pasando por la advertencia de Jesús de que pensar en una mujer ya es pecar de adulterio.

No deseo que el INADI le dé al obispo Martini la oportunidad de mostrarse como víctima de una persecución antirreligiosa, papel que la Iglesia adopta cada vez que puede. Me gustaría, sí, que este caso o algún otro, algún día, terminen de poner en blanco sobre negro los dilemas que resultan, para un país democrático y soberano, de firmar tratados con pseudo-estados como el Vaticano.

9 comentarios:

  1. La insolente ofensiva conservadora debe ser denunciada, combatida y negada por todas las personas razonables. Para ello resulta de sumo bien que sean ellos mismos quienes hagan pública su posición dura y que no sean los "curitas buena onda" los que usen la tribuna, sino estos dinosaurios medievales que son el verdadero rostro de la Iglesia que morirá más y más en la medida de que se vea expuesta como el absurdo y la barbaridad que es. Ya no estamos para creencias de la edad del bronce.

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  2. Julián: la verdad que Hitchens es una pinturita como polemista y como retórico. A mí me convirtió con esa charla. Lástima que el audio sea tan choto... Con tiempo voy a ver si puedo transcribirla, pero esa papa, esa papa en la boca...

    Arturo: precisamente. Hacer callar a los extremistas sólo les sirve para victimizarlos. Preferible que sean las voces que claman en el desierto, ese desierto que ellos mismos van dejando tras de sí en su propia iglesia.

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  3. Así es Pablo, la libertad de expresión es un arma de dos filos, para poder expresarnos libremente debemos aguantar cada discursito lleno de ignorancia y odio que qué bárbaro!
    Sin embargo, aunque tampoco me gusta que esto vaya a servir para hacer del obispo una víctima, que la denuncia sirva para mostrarlo como la persona retrógrada y discriminativa.

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  4. Cuando uno defiente la libertad de expresión, si se desea ser realmente consecuente, también hay que defender la libertad del contrario a expresarse.

    Obvio, no lo he inventado yo, ni creo que sea novedad para ustedes.... :-) Además la verdaderas armas que poseemos son la razón, la lógica que derivan en la ciencia y otros como justamente son las libertades.

    No sé exactamente lo que haya dicho el mencionado obispo. Pero si amenaza con que los gays y lesbianas no entran al Cielo, pues creo que nadie con real moralidad sea gay o straight quiera compartir un "cielo" con pedofilos, inquisidores y dictadores,.. si acaso cabe la posibilidad que crean en ello.

    ¿Por casualidad tendrán el discurso de Hitchens escrito? Mi inglés no es tan bueno como para traducirlo de oido y por escrito puedo ayudarme con un traductor.

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  5. Daywalker: lo que dijo el obispo está en su declaración en AICA. Allí Martini les "explica" a los diputados que su "pretensión" de denominar matrimonio a la unión entre homosexuales no puede ser porque "así como un perro no es un gato ni viceversa, la unión estable de un varón y una mujer abierta a la vida –desde siempre conocida como matrimonio, que deriva del latín matri munus, o sea “el oficio de la madre”, es algo completamente diferente a cualquier otro tipo de unión con connotaciones sexuales." Y luego dice que "las uniones homosexuales no son ni podrán ser nunca un matrimonio –sino más bien todo lo contrario: un verdadero antimatrimonio-, además, su promoción va directamente contra el bien común –para transformarse en un verdadero mal común-."

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  6. Como dije, el audio de Hitchens es algo difícil, pero me propongo transcribir lo que pueda, en cuanto pueda.

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  7. La fijación que tienen todos estos carcamales contra los homosexuales no es más que la expresión de un sentimiento de debilidad, que les hace buscar objetivos fáciles. Si se sintiesen poderosos, condenarían todo lo que les resta poder e influencia: la libertad de expresión, el afán de superación, la curiosidad por el mundo natural, las relaciones sexuales de cualquier tipo, etc. Por eso creo que la mejor campaña contra la ICAR es darles cancha y confianza para que se expresen cómodamente, tal como lo hicieron en la dictadura franquista, inmiscuiendose en todos los ámbitos de la sociedad, desde prohibir el cine, supervisar todos los nombramientos de cargos públicos, etc. De este modo serian rechazados por muchos de los que hoy se dicen católicos, y se sienten cómodos con las prohibiciones que no les afectan.

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  8. Pablo, gracias por las aclaraciones.

    Algo sabía también sobre la etimología del término "matrimonio", y lo comenté en el blog "Sin Dioses".

    Si Martini se va al origen etimológico para justificar su postura simplemente es "un pegado a la letra", y cae en un absurdo. Como decir que todos los psicólogos deben "estudiar el alma", y no los procesos mentales.

    Además los roles en un matrimonio straight han cambiado bastante, no solo dejaron de estar obligados a juntarse para procrear y su rol social y económico deja de tener connotaciones sexistas - sobre todo en los países más desarrollados, donde no hay problema si la esposa es albañil, maneja camiones y el hombre es florista o se dedica a tejer, y las labores domésticos se comparten.

    También es mencionable a las mujeres que optan por ser madres solteras y no sufren ni ella ni sus hijos de carencias económicas, emocionales o menos aun discriminación de sus familiares y conciudadanos. No están dentro de un matrimonio, pero cumplen perfectamente "el oficio de madre" como el Obispo quiere llamarlo.

    ¿Es necesario decir que hablo de países verdaderamente laicos?

    Asi que un vínculo matrimonial entre personas del mismo sexo no desvirtúa nada.

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