lunes, 12 de abril de 2010

Congreso de Ateísmo, día 3, parte 1

El domingo 4 fue la tercera y última jornada del II Congreso Nacional de Ateísmo.

Comenzamos un poco más temprano que los días anteriores, con el documental Deliver Us From Evil (“Líbranos del mal”), sobre el encubrimiento del abuso sexual de niños en la Iglesia Católica. Su hilo conductor es un recorrido por la trayectoria criminal y psicológica de un sacerdote. Es muy duro de ver, por varias razones. Mientras el sacerdote narra sus crímenes uno no puede dejar de oscilar entre el odio y la lástima, entre la repulsión que causa ver a un hombre relatando sus crímenes con toda tranquilidad y la constatación de que se trata de una persona enferma, actuando bajo un sistema que ni siquiera logra proteger al perpetrador de sí mismo.

Además, Deliver Us From Evil muestra a las claras lo desgarrador que puede ser para un creyente devoto, confiado en sus pastores, recibir de ellos el tratamiento que sufrieron las víctimas: primero el abuso, pero después las excusas, el encubrimiento y el abandono. Quienes no tenemos fe sólo podemos compararlo con el descubrimiento de que nuestros padres o amigos más íntimos son todo lo opuesto de lo que creíamos que eran.

Después de esto se presentaron los miembros de Apostasía Colectiva (hablaron Andrés Miñones y Paola Raffetta). No voy a repetir lo que dijeron porque ya he hablado de la apostasía muchas veces, y la presentación fue un recuento de eso.

A continuación, Alberto de la Torre presentó su libro “Universo sin dioses. Física del Génesis”, que tras un paseo por las hipótesis filosóficas y teológicas sobre el origen del universo, nos lleva a los hallazgos de la cosmología moderna que nos permiten imaginar un universo increado. Aunque no hay una teoría única sobre los primeros instantes, tenemos suficientes datos para descartar, no la posibilidad, pero sí la necesidad, de un Creador. En particular, la aparición del universo “de la nada” no contradice la ley de conservación de la energía porque, si sumamos energías positivas (masa y radiación) y energías negativas (energía gravitatoria, entre otras), el resultado neto es ¡cero! (Yo conocía esto a partir de mi lectura previa de ensayos de Victor Stenger.) La charla fue, creo, didáctica y bastante entretenida, aunque supongo que para aquellos que no tienen conocimientos de física debe haber sido como un discurso en chino mandarín.

Alejandro BorgoSiguió una ponencia de Alejandro Borgo, presidente del Center for Inquiry Argentina: “¿Queremos ser libres? La religión oculta”, donde se trataron algunos de los temas relacionados con el adogmatismo de los que había hablando Fernando Lozada: las creencias supersticiosas o pseudocientíficas, no religiosas, que los ateos muchas veces conservamos; los dogmas ocultos; la persistencia de valores cristianos —como la virtuosidad del sacrificio— a pesar del ateísmo (aquí se hizo referencia a Onfray, como no podía ser de otra manera).

La idea de la charla era correcta pero temo decir que Borgo —como otros conferencistas antes— asumió una uniformidad de criterios filosóficos entre los presentes, y más aún, entre todos los ateos, del cual estamos muy lejos. Temas controvertidos, como el aborto, y temas absolutamente fuera del motivo principal del Congreso, fueron objeto de generalizaciones bastante imprudentes; entre otras cosas, me chocó la ligereza con que argumentó por una postura política antiestatista/libertaria como si fuese la única consistente con el ateísmo adogmático.

En la próxima entrega, la última parte del Congreso…

7 comentarios:

  1. Por lo menos, la idea de mi charla era correcta...

    Saludos!

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  2. ¡Opa! ¿Tenemos nuestro propio Michael Shermer? ¿Brillante en sus posiciones escépticas pero libertario confeso?

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  3. Daneel: No he leído (creo) nada de Michael Shermer, así que no podría decirlo. Le dejo la pregunta a Alejandro.

    Alejandro: me gustó tu ponencia, pero me hubiera gustado más si hubieras dejado en claro que tu postura era estrictamente personal. En realidad lo que menos me gustó fue que hicieras aparecer una implicación entre el adogmático y el antiestatismo, como si por ser ateo uno tuviera que oponerse a la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad (por ejemplo). Gracias por leer y comentar.

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  4. Pablo: antes que ateos debemos ser librepensadores y oponernos a cualquier intromisión en lo que pensemos o en lo que deseemos hacer con nuestra vida privada.
    ¿Libertario? Bueno Olivaw, si querés poner etiquetas, adelante. Yo no me considero ni "libertario" ni "antiestatista" (creo que el Estado es necesario, sólo me quejo de las intromisiones compulsivas). Creo que si quitamos las etiquetas e investigamos el contenido llegaremos a mejores conclusiones.
    En el Congreso de ateísmo me encontré con férreas oposiciones irracionales de gente que se supone que debe aplicar el pensamiento crítico y racional.
    Todos decimos que es necesario poder disentir, pero qué feo suena el disenso cuando lo que dicen va en contra de lo que creemos/pensamos!!!!
    Ah, y nunca dije que por ser ateo uno se tiene que oponer a usar el cinturón de seguridad. No olvides que estaba hablando de la libertad, y de cómo los ateos, como cualquier otro ser en la Tierra, pueden adoptar dogmas parecidos a la religión.
    Saludos y gracias por los comentarios.

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  5. Alejandro: por supuesto, siendo librepensador, no quiero que el estado me diga qué pensar, pero me parece demasiado simplista dicho así. El estado quizá nos obliga a hacer ciertas cosas que, debido a nuestras propias deficiencias cognitivas, no haríamos si no estuviéramos obligados. Mucha gente tiene una idea exagerada de su control muscular y velocidad de reacción al volante, y por eso no cree que pueda tener un accidente, y no usa el cinturón. O bien cree que no le va a pasar nada porque fume como un condenado (porque una abuela suya fumaba y vivió hasta los 95 años, y la inutilidad de la evidencia anecdótica no le cierra). Por un lado estoy de acuerdo en que no necesitamos un "estado papá", pero por el otro, sé que nadie es completamente racional y a veces una ley es necesaria para orientarnos. Desde el momento en que hay un estado, negociamos una parte de nuestra libertad. Yo creo que se puede ser más o menos flexible en esa negociación, y me pareció (no sé si me equivoqué) que tu postura era bastante más dura en ese sentido, y sí, similar a la de quienes normalmente se denominan "libertarios".

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  6. Lo que intento decir es que si pedimos la legalización de la eutanasia o la despenalización del aborto (cosas que tienen que ver con el cuerpo y la vida de cada uno) ¿por qué tenemos que obligar a alguien a usar el cinturón, si se trata de su propia vida y de su propio cuerpo? Parece que para los dos primeros casos nuestra libertad es importante, y en tercero no. ¿Por qué? Yo uso el cinturón de seguridad, pero entiendo que el que no lo quiere usar está en su derecho de no usarlo (esto siempre y cuando sea mayor de edad).
    Cuando abrís una puertita para que invadan tus libertades individuales, es probable que intenten abrir otra y así sucesivamente, y un día, zás, te encontrás con que han invadido tu vida privada y ya no sos más dueño de vos mismo.
    Saludos y otra vez, gracias por los comentarios.

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  7. Alejandro, no leí nada de vos ni conozco tus posiciones, sólo me basé en lo que dijo Pablo acerca de tu "postura política antiestatista/libertaria". Me disculpo si salté a conclusiones apresuradas.

    Dicho esto, yo también me considero un librepensador que desea que sus ideas reflejen la realidad con la mayor fidelidad. Por eso creo que toda posición política debe basarse en un estudio de la evidencia y los datos.
    En el caso específico del cinturón, por ejemplo habría que responder a algunas preguntas:
    ¿Cuántas personas sobreviven a un accidente por usar cinturón que empezaron a usarlo a causa de la ley? Es decir, qué efecto beneficioso tiene esta obligación legal.
    También habría que preguntarse qué efectos negativos tiene la ley. ¿Usar el cinturón tiene efectos secundarios? ¿Hay objeciones válidas y racionales al uso del cinturón de seguridad? ¿Hay personas con un verdadero interés en no usar cinturón? Las respuestas son todas "no".
    Entonces yo me pregunto, ¿hay valorar libertad individual en algo tan trivial como el uso del cinturón de seguridad por sobre algo tan importante como la vida de las personas?
    Respondiendo a tu última pregunta, tanto la eutanasia como el aborto se trata de una decisión importante, relevante a la vida de una persona que tiene profundas implicaciones en su calidad de vida.

    Creo que tu postura es fruto de utilizar una máxima más allá de su utilidad práctica. Estoy de acuerdo con que es deseable que el Estado asegure la mayor libertad a su pueblo. Pero también entiendo que no se trata de un principio absoluto, sino que es un principio heurístico de bastante utilidad en general.

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