viernes, 6 de marzo de 2009

Alerta 76: Caridad cristiana: aborto seguido de excomunión

Interrumpimos brevemente las noticias sobre apostasía para informar de un nuevo gesto de caridad y comprensión de parte de un ministro de la Iglesia Católica en defensa de la familia y de los más débiles.

La madre de una niña de 9 años, que había quedado embarazada de gemelos al ser violada por su padrastro, fue excomulgada por el arzobispo de Recife, José Cardoso Sobrinho, por haber dado su consentimiento para que se le realizara un aborto, ya que "a los ojos de la Iglesia el aborto fue un crimen". También fueron excomulgados los médicos y los miembros de las asociaciones feministas que apoyaron el aborto. La gestación llevaba 15 semanas y fue interrumpida el pasado martes 3 de marzo. La niña se está recuperando bien.

En Brasil está permitido el aborto en caso de estupro y de riesgo de vida (condiciones que se daban ambas en este caso), pero a la Iglesia no le valen las leyes de ningún país. El líder eclesiástico lo dijo claramente: "La ley de Dios está por encima de cualquier ley humana. Entonces, cuando leyes promulgadas por humanos son contrarias a la ley de Dios, esa ley humana no tiene ningún valor". Y pensar que en otras épocas la Iglesia Católica siempre estaba junto a los Estados (sobre todo los dictatoriales) cuando se perseguía a anarquistas y otros elementos "subversivos".

Todos los que tuvieron parte en el aborto fueron excomulgados, pero no la niña misma porque es menor de edad y "la Iglesia es muy benévola" (sic), aunque "esperamos que no espere la hora de su muerte para arrepentirse". Lo repito para que se entienda: la Iglesia le pide a una niña de 9 años violada por su padrastro que se arrepienta (sí, ella) por haberse sacado de encima al producto de esa violación, que podría haberla matado o haberla dejado estéril.

La brutalidad de este gesto del despreciable arzobispo de Recife no viene del todo mal. Difícilmente una excomunión añada algo al sufrimiento de esta familia destruida; necesitarán, quizá, el consuelo y la comprensión de su comunidad, pero seguramente no iban a encontrarla en su iglesia. Y el pronunciamiento claro del arzobispo Sobrinho muestra de nuevo a los indiferentes y los que prefieren mirar para otro lado que la Iglesia Católica está fuera de la realidad, que muchos de sus líderes no tienen la más mínima humanidad ni empatía, y que la institución que representan es inherentemente antidemocrática.

(Gracias a José Luis, que me alertó de este episodio.)

PD: El susodicho arzobispo acaba de hacerse más despreciable, si eso fuera posible. Me entero que no sólo dijo lo que se reporta arriba, sino que comparó el aborto con el Holocausto: "Se trata de un holocausto silencioso, que mata un millón de inocentes en Brasil y 50 millones en el mundo cada año. Un holocausto mayor que el de los seis millones de judíos, que lamentamos cada año." ¿En serio lo lamenta? Porque equiparar el asesinato de una persona humana que vive en todo su potencial, que piensa y siente y respira y sabe lo que está por ocurrirle, con el aborto de dos fetos de 15 semanas de gestación, es utilizar a los segundos para trivializar groseramente a los primeros.

Para hacerla aún peor (sí, es posible), este desgraciado sugirió que la niña debería haber llevado a término el embarazo, aun a riesgo de su vida, en pos de una ilusoria recompensa póstuma: "Una médica italiana mantuvo su embarazo aún sabiendo los riesgos que corría. ¡Murió, pero se hizo santa!".

La rabia me sube a la garganta. ¿Qué hijos de puta sin corazón están fabricando en los seminarios?