
No entiendo por qué un sacerdote, de cualquier religión, debe tener un programa, aunque sea un micro de 5 minutos, en un canal público estatal. Tampoco entiendo por qué, prescindiendo de esta falta de neutralidad religiosa (no pidamos laicismo en Argentina), merece Farinello un espacio en Canal 7. Como dije, ni la forma ni el contenido de su prédica sobrepasan lo mediocre.
Y me molesta que un sacerdote que se dedicó a la política partidaria, que primero creó un movimiento social y luego apoyó a la maquinaria clientelista del kirchnerismo junto a sus exponentes más intolerantes, tenga lugar en un canal estatal que debería ser escrupulosamente neutro.
Y por sobre todo me desagrada profundamente que a un tipo como Farinello le den tiempo de aire para divagar con esa vocecita almibarada y ese look de tipo bonachón y "curita de los pobres", cuando apenas un par de años atrás lo vimos junto al violento piquetero Luis D'Elía defendiendo al gobierno de Mahmoud Ahmadinejad contra las acusaciones de que Irán participó en el atentado contra la mutual judía AMIA, y diciendo que el negacionismo del Holocausto de Ahmadinejad fue un invento de las agencias de noticias internacionales.
Me dirán que Farinello fue siempre un luchador por los pobres, que dirige una fundación que da de comer a muchos niños, que se la jugó como cura tercermundista en la época de la dictadura. Todo eso, que es verdad y muy meritorio, no exime a Farinello de culpa. Quien hace política desde una posición tan influyente (en este país) como la del sacerdote tiene que ser cuidadoso... y Farinello compró la historia de la conspiración sionista internacional y defendió al gobierno de un país que complotó para hacer volar por el aire a 85 ciudadanos argentinos.